Del ruido de un ‘boom’ al sonido de un ‘crack’ van unos cuantos decibeles. En la literatura, sin embargo, va toda una visión de mundo y una manera diferente de novelar. Los escritores del ‘boom’ -y muchos de sus precursores- le descubrieron al mundo cómo era el ser latinoamericano en toda su complejidad y nos convirtieron a todos en lectores de la región. Muchos cineastas del mismo período -sobre todo los del ‘cinema novo’ brasileño; Nelson Pereira dos Santos, Carlos Diegues y Glauber Rocha y también los cubanos que hicieron de los sesenta la “década de oro del cine cubano”, como Tomás Gutiérrez Alea, Humberto Solás y Pastor Vega, además de los mexicanos Arturo Ripstein, Felipe Cazals y Jaime Humberto Hermosillo- mostraron a las claras la realidad particular de sus países. Todos trabajaron mayormente dentro del marco de sus respectivos cines nacionales.Read More
Quienes empezaron a escribir o a filmar a partir de los años noventa -sobre todo, de nuevo, en México- le han dado un vuelco a esa perspectiva. Han dejado claro que los latinoamericanos son ciudadanos del mundo con tanto derecho como cualquier europeo o estadounidense a apropiarse de temas y de geografías diversas y de imponer su propia visión sobre géneros y modalidades identificadas con otras literaturas o con diferentes cinematografías. Si los novelistas europeos o norteamericanos siempre han podido explorar -con libertad y sin suscitar sospecha alguna de estar ‘traicionando’ su tradición- las formas de las culturas latinoamericanas (novelas como ‘Under the Volcano’ o ‘The Fugitive’, escritas por británicos como Malcolm Lowry o Graham Greene vienen a la mente), ¿por qué no pueden hacer otro tanto un Ignacio Padilla en ‘Amphitryon’ o un Jorge Volpi en ‘En busca de Klingsor’ sin que se les acuse de ‘lesa nacionalidad’? Esas novelas -las más visibles, inicialmente, del ‘crack’- instalaron una nueva dimensión de libertad en la literatura de la región, pero ¡ojo! no se trata únicamente de que se sitúen fuera de México y de que no tengan personajes mexicanos. Como ha dicho Eloy Urroz en el libro ‘Crack: instrucciones de uso’: “… en ninguna de nuestras declaraciones y entrevistas hemos suscrito que nuestras novelas tengan que desarrollarse en otros ámbitos que no sean los del territorio mexicano. Si esto aparenta suceder en una u otra, es, insisto, por razones intrínsecas a la obra misma (es decir, la ficción lo ha exigido así y no al contrario)…”. Estos escritores han logrado, afirma, “deshacerse por una y última vez del concepto del ‘locus’ o ‘imago fictio’ por ese otro que, con acierto, Nacho ha llamado ‘imago mundi’”. Esta literatura, pues, acabó con las certezas monolíticas de lectores y críticos de toda índole que habían asignado temas y restringido formas.
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Latin American Literature, Latin American Cinema
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