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El viaje es la escritura. Un recorrido es herramienta. Viajar permite, pero también distingue. Tiene usos el viaje, puede ser traje, todo depende de quien lo porte: “Siendo sincero, creo que a los periodistas y cronistas viajar les da la vida, a un narrador más bien el viaje lo transforma. Esa transformación humana en algún momento genera una historia. Creo que muchas veces las mejores ideas se nos ocurren quietos”.
A Neuman pareciera que el paisaje le trae la idea; extraviarse, la reflexión. Entonces, diferencia: “Si la quietud no ha venido precedida nuca de las peripecias de un viaje, no vas a saber qué hacer con ella (se refiere a la idea). Un narrador es alguien que ha viajado y que entonces decide quedarse quieto para contar algo”.

(Gustavo Mota)

Tod@s conocemos la historia de la Condesa Sangrienta o Báthory. En algún momento habremos leído algo sobre ella, habremos visto alguna película, o algún amig@ nos habrá dicho algo al respecto; pero no me equivocaré si os digo que este libro supera con creces todo lo leído y escuchado con anterioridad. Y ya ni hablamos de esa sensación que deja en el cuerpo mientras lees el libro.
Yo creía que me encontraría una novela más o menos verídica, pero de eso nada. Estamos ante una disertación de la vida de la condesa desde que empezó a mostrar esa tendencia enfermiza hacia la tortura, la sangre y el asesinato. Alejandra Pizarnik estudió la vida de la condesa y nos la resume en este libro, en pocos capítulos, pero eligiendo al milímetro cada palabra y expresión, consiguiendo una prosa única, cautivadora y muy oscura.

(La Utopía de Casiopea)